El deseo sexual es un elemento indispensable para activar la función sexual en el ser humano. Existen muchas definiciones sobre el término, considerando que es el apetito, impulso y motivación, producida por la activación de la situación – estímulo sexual, lo que mueve al individuo a buscar una experiencia sexual o volverse receptivo a la misma.
Mantener una vida sexual operativa y variada es una regla importante y para ello debemos facilitar la aparición del deseo. En ocasiones se requiere de cierto esfuerzo y dedicación para mantenernos alertas y evitar caer en situaciones de disconfort e incomodidad, fomentando una actividad sexual divertida y estimulante.
El cuidado y la higiene personal, independientemente del sexo (varón o mujer), es una de las formas de mantener el impulso sexual, sin embargo, después de años de convivencia, el exceso de confianza, la intimidad mal concebida y el hecho de no “mirar” a la persona que tenemos al lado, nuestra pareja, hace que cometamos muchos de los errores que en vez de incrementar el deseo hace que éste se apague, decaiga y aparezcan los famosos “repelentes sexuales, o mata pasiones”.
Los repelentes sexuales se definen como situaciones determinadas, conductas o errores que interfieren con el deseo y el método de activación sexual, bloqueando la respuesta sexual operativa. Los cinco sentidos (olfato, vista, oído, tacto y gusto) más la memoria e imaginación forman parte del Método que utilizamos comúnmente para activar la respuesta sexual.
El Deseo Sexual puede ser anulado por los repelentes sexuales, pero también el Método que utilizamos normalmente para excitarnos puede producir un efecto contrario y desactivarnos sexualmente:
El Olfato: olores desagradables que emanan algunas personas, ya sea por falta de higiene o por elementos del clima, provenientes de pies, axilas, ingle, ombligo, orejas, boca. Factores hereditarios y hábitos alimenticios que provocan halitosis. Una persona olorosa, limpia, no necesariamente perfumada en exceso, invita a iniciar la actividad sexual.
La Vista: ¿quién no se siente defraudado cuando ve a su pareja en ropa interior enorme, descolorida, con aspecto sucio y percudido? La ropa interior equivocada puede anular todo el deseo y la pasión. Ver a nuestra pareja depilada o rasurada, bien arreglada en la cama, es agradable. El descuido en la apariencia personal es un bloqueador de la excitación.
Oído: mezclado con el olfato es una combinación fatal. A veces un gas fuera de lugar puede arruinar una relación sexual. Escuchar o decir el nombre equivocado tiene un efecto paralizador durante el coito. Los gritos exagerados, las groserías, pueden inhibir cualquier deseo sexual.
Tacto: cada vez más personas de ambos sexos tienden a depilarse no sólo por higiene sino que también incorporando dicha acción como un elemento erótico cuando se hace compartida. Tocar una piel suave y aterciopelada, sin vellos ni cañones, no tiene precio.
Gusto: besar y lamer zonas eróticas y genitales mal aseados o con olores desagradables mata cualquier pasión, igual sucede con los besos y la falta de aseo bucal.
Aparte de lo anteriormente mencionado existen otros interruptores que afectan la excitación: eructar, mantener el celular encendido y peor aún responderlo durante el acto sexual. Los Repelentes Sexuales solos o combinados pueden tener un efecto devastador en la relación de pareja, sobre todo si son recurrentes. Si su vida sexual ha disminuido considerablemente durante los últimos meses analice las causas, tal vez esté utilizando los mata pasiones sin darse cuenta. La higiene personal, la consideración, la empatía, el respeto y el cuidado de sí mismo y de la pareja, son factores indispensables para una adecuada relación de pareja.
Pedro Rondón Navas
Psicólogo Sexólogo -Magister
Pedro Rondon Navas Sexologo-Magister