Andrea Montenegro ha sido una de las figuras jóvenes emblemáticas de nuestra televisión. Modelo, actriz, reina de belleza, deslumbró a sus admiradores con su cautivante belleza, su inigualable carisma y su espectacular sonrisa. Hace diez años, luego de vivir momentos turbulentos, renunció a todo y partió a Colombia, en donde se asentó, triunfó profesionalmente, fundó una familia, y encontró la estabilidad que buscaba. Ahora la tenemos parcialmente de regreso en Lima, en la conducción del programa Hasta las Patas, que se transmite por Canal 5.
¿Cómo eras antes de entrar a la televisión?
Era una niña, tenía 18 años. Casi no recuerdo diferencias porque sigo siendo la misma persona, solo que he crecido, estoy más grande, he madurado.
¿Conociste personas que marcaron tu vida en esta etapa?
Claro, recuerdo a mi primer agente de modelos, a los productores de las novelas, a los periodistas, y a tanta gente que continúa apoyando mi carrera hasta el día de hoy, incluyendo a mi familia…Hoy, mis hijos y mi compañero hacen lo indispensable para que yo siga en un lugar privilegiado en la mente de ustedes.
¿Sigues en contacto con todos ellos?
Tengo muchos amigos pero llevo una vida de mucha introspección y dedicación a mis hijos, por eso últimamente no salgo con mis amigos. Estoy en casa y dedicada a otros procesos humanos.
¿Encuentras algún cambio en la televisión peruana?
Tal vez más variedad de programas pero el contenido y el tono sigue siendo el mismo, es una marca registrada(risas).
¿Cómo describirías a la Andrea Montenegro de la televisión?
Soy la misma persona; me gusta ser auténtica con la gente, no estafarla ni crear un personaje para la pantalla, creo que todos saben todo sobre mí. No oculto nada porque defiendo a la persona como un ser íntegro, compuesto de luz y de sombra. Hay un cambio evidente entre la Andrea de hoy y la que ocupó portadas con titulares llamativos hace algunos años.
¿cuál fue el motivo de ese cambió?
No lo sé, me veo igual, sólo más grande, más adulta y madre.
¿Te arrepientes de algo que hayas hecho en tu vida? ¿Por qué?
De nada vale arrepentirse, eso sería como protestar contra Dios y la vida. Si las cosas así se dieron es porque inevitablemente iban a ser así. Dios no permite nada que no deba suceder. Todo está como debe estar. Quienes se resisten a los hechos o reniegan de su pasado quedan atrapados en él. Yo me siento libre y estoy de acuerdo con lo sucedido.
Sobre tus nuevos proyectos, ¿cómo llegó la idea de participar en un programa para mascotas?
Me la propuso mi amiga Carmela Castellano hace dos años y la maduramos, ella como ejecutiva, yo como artista. Más que animalista soy pro-respeto y conciencia. El aprender a convivir con animales nos engrandece, el igualarnos a ellos nos vuelve sabios y nos revela como seres divinos. Estamos en una escala superior de la evolución animal, eso nos lleva a tener el deber de velar por nuestros hermanos menores.
¿Tienes una buena relación con los animales? ¿Alguna experiencia?
Vivo en el campo con varios animales. Estoy todo el tiempo con vacas, perros, gatos, caballos, toros… Ellos en su espacio, por supuesto, y mi familia en la casa. Compartimos con los gatos y perros, a los que tenemos dentro. Por las noches estamos solo los humanos en la casa.
¿Cómo es la relación con tu familia?
Normal. Como la de todos, con días soleados y otros grises. Soy feliz en cualquiera de las dos situaciones.
¿Cuánto crees que te cambió el ser mamá o esposa?
Mucho, es un notable crecimiento y aprendizaje de la real entrega.
¿En qué actividades ocupas tu tiempo libre?
Hago yoga, cocino, voy al centro comercial a jugar con Muriel y Amaru, o estoy en casa, relajada, estudiando o leyendo. Nada fuera de lo común.
¿Cuáles son tus objetivos a corto y largo plazo?
Terminar mi formación como profesora de Kundalini yoga, seguir estudiando y darme más cada vez.
Si tuvieras que sintetizar tu vida en una palabra ¿cuál sería?
Fuego.