Los peruanos sabemos cuándo la tierra tiembla, pues nuestro país está situado en una de las regiones sísmicamente más activas del mundo. Los choques de las placas terrestres entre sí son los causantes de estos movimientos.
Cuando los peruanos hablamos de terremotos, llegan a nuestras mentes las imágenes de aquel 15 de agosto del 2007 cuando la tierra se ensaño con la ciudad de Pisco, que sufrió una de las peores desgracias en la historia, cuando un sismo de 7.9 grados Richter devastó toda la región y también se sintió fuertemente en Lima.
Cada vez más buscamos prevenir los desastres de la naturaleza, como los terremotos, pero estos fenómenos impredecibles nos han demostrado que las tragedias, muchas veces son inevitables. ¿Estamos preparados para posibles terremotos? ¿Nuestro suelo es el adecuado para elevar tantos edificios?
Más que generar alarmismo, debemos tomar conciencia en dónde se encuentra nuestro país y a qué atenerse. Para esto, el Ingeniero de Sismología del Instituto Geofísico del Perú, Hernando Tavera, nos explica un poco.
En continuo movimiento
El Perú se encuentra en una zona conocida como el Cinturón de Fuego del Pacífico, que significa que todos los países que están bordeando el Océano Pacífico son afectados por sismos o están en zonas donde se genera mayor frecuencia de sismos de gran magnitud.
“En esta zona la tierra libera más del 80% de la energía que tiene acumulada en su interior. El planeta Tierra está conformado por placas tectónicas, esto forma toda la parte superficial del globo terráqueo y estas se mueven cuándo el núcleo tiene altas temperaturas. Es por ello que las plazas rozan, frontal o lateralmente, y se generan los sismos. Estas se mueven cada año unos centímetros: a veces se alejan las unas de las otras, otras se aproximan, o incluso se empujan”, refiere Tavera.
Las placas tectónicas chocan y no se puede hacer nada para evitarlo. La tecnología actual puede dar pistas sobre la zona y el momento en que se va a producir un terremoto, pero todavía es imposible predecir las coordenadas o la hora exactas.
Un silencio alarmante
El Perú está ubicado al borde del encuentro de dos placas tectónicas, la Placa Sudamericana y la Placa Nazca, que empieza en el sur de Panamá y termina en el sur de Chile (7 mil kilómetros), entonces no hay forma que la tierra acumule suficiente energía para romper todos esos kilómetros, por eso lo rompe por partes.
“El silencio sísmico se llama a aquella zona que en los últimos 100 o 200 años no ha dado origen a un sismo importante, pero sí lo han hecho los países vecinos. Cuando uno ubica dónde hay este tipo de fenómeno, es evidente que ahí tiene que ocurrir un sismo en el futuro. El problema es que no sabemos cuándo ni dónde. En la parte sur del Perú no hay un sismo desde 1868 y, en Lima, desde 1746. Entonces estamos dentro de un silencio sísmico”, señala Tavera.
Todos los días el Instituto Geofísico del Perú (IGP) registra sismos de magnitud 5 y el “silencio sísmico” tiene duración de un mes; los de magnitud 7.5 a más, se registran de 150 a 200 años, pero se desconoce sobre sismos mayores, según Hernando Tavera, porque la información sísmica solo data de hace 500 años y los sismos grandes pareciera que se producen cada 600 años.
Zonas más propensas
Ante estas explicaciones sabemos que las estructuras de las construcciones se convierten en protagonistas, pues de ellas dependemos para que haya la menor cantidad de muertes durante y después de un terremoto.
“El sismo simplemente moviliza las placas tectónicas, pero el nivel de sacudimiento del suelo, en términos generales, va a depender mucho de la calidad del suelo. Un suelo rocoso se va a mover menos que uno arenoso, y si ese contiene agua, será aún más. Si yo tengo una casa de concreto sobre un suelo rocoso, esta no va a resultar dañada, pero si está sobre un suelo que no es muy compacto, mi casa se va a hundir o el solo movimiento del suelo haría que la case se cuartee y colapse”, agrega el experto.
Según los mapas que tiene el Centro de Estudios y Prevención de Desastres (PREDES), gran parte de Lima se encuentra sobre un suelo compacto.
“Lima ha crecido sobre la cuenca de los ríos Chillón y Rímac. Entonces, el Cercado de Lima, San Isidro, Surquillo, Surco, San Miguel, Magdalena, Breña y, en general, casi todo Lima, se encuentra sobre buen suelo, en el sentido de que ese suelo con agua, por los ríos, hacen un adobe muy grande donde se edificó la capital, pero en los bordes es donde se tiene problemas, como por ejemplo los que están cerca al mar, llámese: Ventanilla, Callao, Chorrillos, que por el componente de arena del mar y el agua los hace cada vez más riesgoso. Las zonas del interior de Lima, como La Molina, tienen suelos muy jóvenes que están muy sueltos, no muy compactos debido a la cercanía a las cordilleras. Por ende es un suelo que recién ha bajado del cerro”, afirmó el sismólogo.
Normas de construcción
Lima cada vez crece más no solo en altitud sino en extensión, es por ello que zonas que fueron invadidas serían las más afectadas porque en su mayoría no hubo una ley rigurosa que fiscalizara la construcción de esas edificaciones.
“Nosotros somos integrantes del Comité de la Norma Sismo Resistente, SENCICO es el que reorganiza la norma. Norma que de por sí está siendo modificada actualmente y va a salir actualizada este año con la información que se tiene de los dos últimos terremotos grandes en el país”, afirmó Tavera.
¿Qué podemos hacer?
La población peruana no quiere educarse realmente en Gestión de Riesgo, yo creo que hay un esfuerzo muy grande por parte de las autoridades, pero hay una respuesta de indiferencia por parte de la población. Cada vez que hay un sismo, el peruano reacciona como si fuera la primera vez que ocurre y se sorprende de algo que años atrás ya sucedió. El indicador más valioso para evaluar la cultura de preparación en un país, es ver cómo participan de los simulacros.
¿Cree Ud. que los cinco simulacros que se hacen al año son suficientes?
Para Hernando Tavera, lo único que podría ayudar a disminuir los riesgos del desastre es la prevención a través de medidas educativas urgentes.
“En mi opinión basta con un simulacro, porque ese ejercicio lo realiza una autoridad con la intención de saber cómo comportarnos todos. El simulacro es una tarea que se nos deja a cada uno de nosotros para ponerlo en práctica con las personas que están a su cargo, eso es una cultura de prevención y si no se hace realmente no estamos cumpliendo el rol que nos toca frente a la planeación”, señaló.
